martes, 21 de octubre de 2014

LA LACTANCIA A DEMANDA

Todos sabemos que la lactancia se da a demanda, pero hasta que no tenemos a nuestro bebé no nos damos cuenta de hasta donde alcanza esta demanda.
Son conocidas por todos las recomendaciones que se daban hace años sobre la lactancia: cada 3 horas, 10 minutos en cada pecho...
Estas son las indicaciones que se han estado dando durante décadas por parte de profesionales. Han quedado grabadas en la memoria de madres y abuelas, y también han ido pasando de generación en generación de sanitarios, que en muchos casos las tienen por actuales.
Tan normal parece que la teta se de cada 3 horas que muchas madres se encuentran con insinuaciones como: "¿Otra vez en el pecho? Eso es porque se queda con hambre", "Tendrás poca leche" o "Te usa de chupete".
Pues bien, estas recomendaciones no sólo están obsoletas sino que pueden llegar a comprometer la lactancia.

La succión en los bebés es un mecanismo muy importante, lo vienen "ensayando" ya desde el vientre materno y les sirve nada menos que para obtener su alimento. Tan fuerte es este instinto que los recién nacidos lo hacen a todas horas, incluso dormidos. Aparte de asegurarles su comida la succión les  sirve para obtener relajación, incluso para dormir. 

En la madre, la estimulación del pezón libera prolactina, la cual produce la formación de leche en la glándula mamaria. Cuanto más pongamos al bebé al pecho más producción habrá, por tanto cada succión del pezón que el bebé hace es productiva porque sirve para estimular la creación de leche. 

Por esta razón es recomendable no usar chupetes antes de las 8 o 10 semanas de vida del bebé; éste quiere estar mamando a todas horas, y si colocamos un chupete estamos perdiendo este estímulo tan importante en el pecho. No hay que olvidar que de la mama siempre sale leche, así que, aunque creamos que no está mamando de forma eficaz, la toma siempre será mínimamente productiva. 
Aparte, el pecho se toma con la boca bien abierta, y el chupete con la boca cerrada para que no se escape. Estas dos formas tan diferentes de succión pueden confundir al recién nacido, lo cual se traduciría en una mala posición al tomar el pecho, la aparición de dolor o grietas y posiblemente, terminar en una transferencia de leche ineficaz.

La naturaleza es tan sabia que ha hecho de la lactancia algo relajante y gustoso para el bebé, pero también lo es para la madre. Durante cada toma se alcanzan picos altos de prolactina y oxitocina, y sólo tenemos que dejarnos llevar para notar lo placentero que es en realidad dar el pecho. 

A medida que el bebé vaya creciendo cada vez dominará más la succión y las tomas se harán más eficaces. La producción del pecho se regulara y dejaremos de notarlo hinchado e ingurgitado de forma continua. 
Eso si, el niño no perderá su instinto y pasión por succionar, es algo que necesita y en muchas ocasiones no lo hará por hambre, sino para relajarse, dormirse o dejarse querer por su mamá. 

Así, cuando alguien nos diga que el bebé nos usa de chupete, ya sabemos que tenemos que contestarle que el pezón es el mejor y más antiguo chupete que existe.

1 comentario:

  1. Me ha quedado muy claro. Ahora a ponerlo en práctica.
    Gracias

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