miércoles, 22 de octubre de 2014

¿TENDRÉ SUFICIENTE LECHE?

La cantidad de leche que toma nuestro bebé siempre es motivo de preocupación para las madres.  Queremos que coma, que crezca sano, y el no saber la cantidad de leche que toma de cada vez estresa a muchas mamás. 

Pues bien, como dice Inma Marcos (matrona e IBCLC), todas las madres pueden producir leche suficiente para su bebé si se cumplen 3 premisas, siempre salvo situaciones especiales o ciertas patologías que pueden producir hipogalactia, claro está. 

Dar lactancia a demanda: la lactancia debe ser a demanda real, tanto del bebé como de la madre. Los recién nacidos pueden pasar horas en el pecho; el instinto de succión es muy fuerte en ellos, y lo hacen tanto para obtener alimento como para relajarse. Por tanto, cada vez que el bebé mama es importante, está estimulando el pezón para que se forme leche.

No introducir nada más en la boca que el pecho: es recomendable no ofrecer al bebé chupetes ni tetinas hasta que la lactancia esté establecida por varias razones; puede inducir confusión en el niño ya que se succiona de forma diferente un chupete y un pezón. Además, toda succión que no se haga en el pecho es falta de estimulación para formar leche. 
Lo mismo ocurre por complementar las tomas con leche artificial; en este caso lo que ocurre es que el bebé se sacia de esta leche, cuya digestión es más lenta y pesada que la de la leche materna. Estará más tiempo sin tener hambre y, por tanto, sin tomar el pecho. Esta situación puede llevarnos a un destete temprano, porque cuantas más horas esté el niño sin mamar, menos leche se formará, y más suplemento tendremos que dar, hasta que deje el pecho definitivamente. 

Dar el pecho en buena posición y con un buen agarre: durante la lactancia nunca deben doler ni el pecho ni los pezones. Si ocurre esto nos puede indicar que estamos amamantando en una mala posición o no está enganchando bien el pezón. Para conseguir un correcto "agarre asimétrico" debe haber una gran porción de areola y el pezón entero dentro de la boca del bebé, que debe quedar bien abierta y con los labios evertidos. Se debe ver un poco de areola por la parte superior de la boca y menos por la parte inferior. 
Su cuerpo debe estar pegado al nuestro, "barriga con barriga", con la espalda alineada y el cuello ligeramente hacia atrás (la misma postura que adoptaríamos al beber de una botella).
Sabremos que el bebé tiene una buena postura porque ni nos duele durante la toma ni el bebé hace un ruido de tipo chasquido, que si haría si no hubiera hecho un buen sellado de la boca al pecho. Sus mejillas estarán redondas y le oiremos y veremos tragar. 
Si la postura y agarre no son correctos, se puede traducir en una transferencia de leche ineficaz. 
Lo más normal es que esta situación produzca una baja producción de leche: el bebé hace tomas muy largas, se cansa y se enfada por la poca cantidad de leche que sale. Necesita mucho rato para obtener la leche que necesita. 
También tenemos el caso contrario, puede ocurrir que se produzca un mecanismo compensatorio y el organismo produzca un gran pico de oxitocina, lo que genera un gran reflejo de eyección, el bebé se incomoda por el gran chorro de leche que no puede controlar, se aparta o se atraganta. 
En ambas situaciones la producción estaría alterada y habría que corregirlo. 

Es muy importante saber que si éstas premisas se cumplen y no hay ningún otro problema, tendremos la capacidad de alimentar a nuestro hijo con lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses, y acompañada de alimentación complementaria hasta el año. De ahí en adelante somos libres de mantenerla como complemento a una dieta sana hasta los dos años como recomienda la OMS, o durante más tiempo, hasta que el hijo y la madre deseen.

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